Nuestro cuerpo tiene diferentes sistemas de defensa contra los perjuicios que el propio medio ambiente genera a nuestra salud. En este sentido, los inmunomoduladores naturales juegan un papel clave en la protección del organismo, ya que son capaces de detectar aquellos elementos que pueden suponer una amenaza para el bienestar de nuestro cuerpo.

A nivel farmacológico, existen muchas alternativas que pueden ayudar a elevar las respuestas inmunes, sin embargo, también encontramos inmunomoduladores de origen natural que pueden ayudarnos a tener un sistema mucho más fuerte. Sigue leyendo este nuevo post de Catalysis en el que abordaremos la importancia de estos agentes protectores, sus beneficios y cómo acceder a ellos.

Inmunomoduladores: cuerpo fuerte y regulado

La inteligencia del cuerpo humano es absoluta. En nuestro organismo contamos con diferentes moléculas, órganos y tejidos que están diseñados para alertar y combatir cualquier amenaza de tipo biológica (virus o bacterias) o físico químicas del medio ambiente que puedan resultar perjudiciales.

Cuando un patógeno entra en el cuerpo, los primeros sistemas de defensa se activan para detectar el mismo y evaluar cómo combatirlo. En este momento, entran en juego diversas etapas de acción en las que un primer sistema inmune adaptativo empieza a levantar todo un mecanismo para ubicar y destruir al antígeno.

Cuando el entramado de linfocitos (células inmunitarias) entra en acción, se busca la localización del antígeno y que otras células guarden en su memoria esta amenaza para saber en un futuro cómo enfrentarse a ellas de forma rápida y masiva.

Esta es, de manera muy resumida, la forma en la que un sistema inmune fuerte trabaja. Sin embargo, ante la presencia de antígenos más agresivos, o simplemente para ayudar al sistema a dar una respuesta eficaz, es cuando entran en juego los inmunomoduladores como una fuente extra y esencial de este complejo sistema de defensa del cuerpo.

¿Qué son los inmunomoduladores?

Los inmunomoduladores son moléculas tanto de origen natural como sintético (diseñadas por el ser humano) que ayudan a que el sistema inmune de cada organismo en particular pueda regularse. Es decir, que provocan una mayor y mejor reacción del cuerpo ante una amenaza.

Asimismo, los inmunomoduladores facilitan el trabajo de las moléculas del sistema inmune, permitiendo que cuando se produce la inflamación que detecta al antígeno, la otra parte del sistema encargado de combatirlo (el sistema inmune adaptativo) pueda hacer su tarea de manera óptima.

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Ayudando al organismo con inmunomoduladores naturales

Aunque sabemos muy bien que los fármacos son productos elaborados de manera concentrada para actuar eficientemente y de forma rápida al presentarse un problema en nuestro organismo, los productos naturales son también otra fuente original a la que acudir.

Si tenemos en cuenta a las plantas y a otros alimentos naturales, diversos estudios han demostrado la presencia de componentes que resultan capaces de regular diferentes funciones en el organismo.

Estas plantas, hongos y otros alimentos relacionados a los que se les ha llamado “alimentos funcionales” han sido profundamente investigados para buscar entre sus componentes aquellos que pudieran resultar verdaderamente efectivos para el organismo a nivel farmacológico.

Aunque los estudios no son plenamente concluyentes, sí destacan algunas plantas y alimentos que ayudan al sistema inmune, como el aloe vera, la equinácea y hasta la uña de gato, por nombrar algunas.

Explorando algunos de los inmunomoduladores naturales

Ya sea de manera directa o sacando de ellos sus componentes para modificarlos y que sirvan de agregado extra en la creación de inmunomoduladores sintéticos, los inmunomoduladores naturales son una excelente opción tanto para la medicina tradicional como para otras prácticas alternativas.

Entre los ejemplos de inmunomoduladores naturales podemos profundizar sobre los siguientes:

Equinácea

Se trata de un grupo de plantas originario de las regiones centrales de los Estados Unidos. Entre las especies más utilizadas en los tratamientos médicos encontramos la Angustifolia, la Pallida y la Purpurea.

La eficacia de esta planta radica en que algunos ensayos clínicos han demostrado sus beneficios como una planta inmunomoduladora capaz de disminuir los efectos de las gripes y el resfriado común, siendo además un antiséptico y analgésico eficaz y comprobado. 

La acción de la equinácea y los componentes que se obtienen de ellas, especialmente de sus raíces, actúan sobre las células inmunocompetentes, como los linfocitos, macrófagos y monocitos, ayudando a activar el mecanismo de protección frente a agentes como virus o bacterias.

Ajo

Diversos estudios han demostrado que el ajo posee múltiples propiedades medicinales. La planta del ajo pertenece a la familia de las Liliáceas, originaria de Asia central. Sus bulbos, además de ser ampliamente usados en la gastronomía, poseen también muchas propiedades terapéuticas. Entre ellas destacan el ser un excelente antioxidante, antimicrobiano, anticarcinogénico y, claro está, inmunomodulador.

Para este último, el ajo posee dentro de su composición elementos que pueden proliferar la acción de los linfocitos y fagocitosis de macrófagos, siendo un perfecto estimulador de la actividad de las células que combaten los antígenos del cuerpo.

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Aloe Vera

Otro de los inmunomoduladores naturales más conocidos es el aloe vera, una planta originaria de África. Su presencia se ha extendido a lo largo del mundo dado su uso como agente medicinal para tratar numerosos padecimientos y enfermedades.

De las propiedades más estudiadas de los compuestos del aloe vera destaca su función como modulador de la respuesta inmune gracias a que es capaz de incrementar las células mononucleares, la capacidad fagocítica de macrófagos y además ayuda a la producción de citoquinas. Todos estos son fundamentales en el sistema inmune del cuerpo.

Uncaria tormentosa

Conocida comúnmente como “Uña de gato”, esta planta ha sido considerada desde la antigüedad como una muy efectiva fórmula para el tratamiento de diversos males y desórdenes del organismo, entre los que destacan los problemas gastrointestinales.

Su uso, ya sea de forma natural o como un componente más en fármacos y vacunas, permite aumentar la actividad fagocítica, ayudando esto a la propia producción de granulocitos neutrófilos e interferones, que son justamente los que permiten detectar la presencia de antígenos en el organismo.

Gracias a la presencia de alcaloides oxindólicos purificados dentro de su composición, la uña de gato ha sido capaz de tener resultados excelentes en tratamientos que inhiben la proliferación de células tumorales.

Diversos estudios presentan la urticaria tormentosa como uno de los mejores inmunomoduladores naturales porque estimula plenamente el sistema inmune y favorece al incremento de los leucocitos.

Los inmunomoduladores naturales en conjunto con la medicina farmacológica

Algunos inmunomoduladores naturales son estudiados conjuntamente con su aplicación en vacunas contra patógenos específicos en poblaciones o tratamientos puntuales. Este es el caso del escualeno-tween 80, un derivado extraído del hígado de tiburón, así como el trioleato de sorbitan, usado en la creación de vacunas contra enfermedades como la influenza y totalmente aprobado por la Unión Europea.

Como vemos, la apuesta tiene como objetivo ampliar y profundizar el estudio de los inmunomoduladores naturales como un método más para estimular el sistema inmune y buscar métodos que no solo puedan tratar enfermedades, sino que reaccionen mucho antes para que se pueda detectar a tiempo cualquier tipo de patógeno que pueda dañar nuestra salud y generarnos complicaciones.

Desde Catalysis siempre recomendamos usar complementos alimenticios que favorezcan al sistema inmunitario para potenciar sus propiedades biológicas, moleculares y naturales de manera segura y efectiva. No dudes en visitar nuestra web para hacerte con los tuyos o consultarnos sobre ellos para ofrecerte la información que necesites.